El texto es una traduccion del fanzine «Μαλακα, εγώ έκανα μπίζνες εκεί πάνω». Μια συνέντευξη από τα ελληνοαλβανικά σύνορα, 1994/1995 editado en Grecia, 2012.
El texto que se encuentra en las siguientes páginas es el testimonio oral de un joven que realizó el servicio militar durante el periodo de 1994-1995.
Hemos mantenido el carácter oral de su discurso – casi en su totalidad – con el pensamiento de que transmite de una manera muy directa las condiciones de entrada de los inmigrantes en el país, durante mediados de los 90, el recibimiento con que los aguardaba el estado y los patrones (ya fueran grandes o pequeños), así como el papel que jugó el ejército.
Incluso aunque en algunas partes del fanzine nuestra opinión es de alguna manera diferente de la que se expresa, éste texto continua siendo uno de los escasos documentos (desde los medios) de la política de fronteras del estado griego.
Agradecemos cálidamente a los compañeros G. y P. de los cuales uno concedió y el otro realizó esta entrevista en el 2006. El fanzine circula junto con el número 29 de la revista antifa – guerra en contra del miedo (antifa- πόλεμος ενάντια στο φόβο).2
UNA ENTREVISTA SOBRE LA FRONTERA ALBANO-GRIEGA 1994-1995
G: …Era estudiante en D., vivía en Petrálona3, de todas maneras, como joven estaba dentro de las drogas, mucho macarreo, movidas y todo eso….terminé la escuela a la fuerza. De cualquier modo, terminé con la escuela, formaba parte de la juventud que no tenía ninguna relación con la política ni ninguna sensibilidad social. Ninguna relación con nada de eso, simplemente era…por decirlo de alguna manera, un buen chico. Con todo lo que esto puede significar, bueno o malo….bueno, entonces como iba diciendo, creía que el ejército era algo dado por hecho, entonces era difícil pillar el impreso de loco4. Para pillar esos papeles tenías que estar un poco loco de verdad. Tener los cojones para hacerlo no era nada fácil. Y por otro lado, nunca se me había pasado por la cabeza pillar el impreso de loco, ¿no?. Lo consideraba algo que tienes que hacer necesariamente, el ir al ejército.
P: Algo obvio…
G: Obvio, si…terminé la escuela y mi manera de pensar así en general se encontraba dentro de la media. Dentro de la media representativa de la sociedad. De manera de pensar. Ahora como persona, como carácter, era de una fisionomía lumpen, y en Petrálona sabían que yo era así gamberrillo, que me dedicaba a robos y esos rollos. De todas maneras, fui al ejército, me presenté y todas esas cosas, y para no perder tiempo, en algún momento concluyo con mi traslado al batallón de infantería de Filiates5. Allí es donde pasamos toda la instrucción, que en su mayor parte tenía que ver con cómo tratar con los inmigrantes ilegales y la inmigración ilegal procedente de Albania, y aprendimos sobre las nuevas armas que se utilizan allí. Pasaron los diez días de instrucción, y de todos los reclutas algunos se quedaron en el batallón y otros se fueron a los puestos de guardia que estaban en la frontera. Yo en rango de suboficial, cabo de reserva, me mandaron a un puesto de guardia en Tsamantá6, en lo alto de una montaña, para reemplazar al anterior que ya se había licenciado. El puesto de guardia estaba posicionado a mas o menos un kilómetro de Albania, y cuando llegué allí empecé a ver la realidad, lo que sucedía. Porque como estaba en una isla hasta entonces no tenía ningún contacto con lo que ocurría en la frontera albano-griega.
G: En Chíos, si. Como iba diciendo, se trataba de un puesto de guardia totalmente alejado, en un pueblo que tenía alrededor de sesenta habitantes, y con casas que se encontraban muy lejos las unas de las otras.
P: ¿El pueblo ese se llamaba Tsamantá?
G: Tsamantá. Si. Y el puesto de guardia también se llamaba así. Allí esencialmente….se realizaban dos emboscadas por el día y dos patrullas por la noche. O dos patrullas por el día y dos emboscadas por la noche, dependiendo de cómo iban.
P: ¿Qué quieres decir con emboscadas?
G: La emboscada era cuando salías a un punto, a esos que llamaban los pasos, es decir, al lado del río y en otros puntos concretos los cuales eran los mas fáciles para que cruzaran la frontera los inmigrantes albanos. Y montábamos la guardia allí.
P: ¿Cómo se llamaba el río?
G: El río no me acuerdo de cómo se llamaba. Pero era el conocido río que bajaba cadáveres. De inmigrantes albanos. Yo en total estuve cinco meses en ese puesto de guardia.
P: Estamos hablando del periodo de finales del 94 hasta principios del 95,¿no?
G: Noviembre del 94 hasta…¡A lo mejor no en Noviembre!, de Octubre hasta…..En Febrero estaba….¿Hasta Marzo? No me acuerdo ahora.
P: Principios del 95.
G; Si, principios del 95. Pos supuesto que la situación no era la misma que la de años atrás. Es decir, en el 91, 92, 93 en esos años había una entrada masiva, o como se diga….vamos que la población cruzaba masivamente las fronteras. Era totalmente diferente. Aunque en el 94-95 que estaba yo, todavía pasaba gente. Lo que hacíamos era montar la guardia y detener gente. Lo que tiene de verdad importancia es que veamos la percepción que existía sobre la cuestión dentro del puesto de guardia, en el cual nos encontrábamos alrededor de 17 personas. Normalmente cuando salíamos, las patrullas – las emboscadas – se componían de tres personas. De los cuales dos pasaban y el otro estaba calentado. Y era ahí cuando había un problema. Si no salía la patrulla el calentado llamaba a la compañía y se chivaba al capitán. A propósito, el capitán era fascista. De Kérkyra8. B.S. Entonces necesariamente teníamos que salir. Lo que pasaba… cada dos o tres días era que pillábamos gente. Ya fueran chavales, viejos o mujeres…pues eso, personas que iban hacia Grecia. Es un tema muy amplio, desde el 91 que se abrieron las fronteras, que la gente pasaba masivamente las fronteras, la manera de enfrentarlo de la población local, en general de la Provincia – porque era por allí por donde entraban – era…como decirlo, era de solidaridad. Hacia un pueblo que buscaba encontrar su suerte. Hacia un pueblo que había pasado tanto y tan de repente por decirlo de alguna manera, la gente, los pueblerinos de allí les ayudaban. Y bueno…ahí empieza la parte negra de la historia. De repente la gente se da cuenta de que está entrando en el país una fuerza de trabajo barata, y que de esta manera su propia posición dentro de la sociedad griega puede ascender. Asciende aplastando esta nueva masa de personas de la clase trabajadora. Y empezaron a explotarla. Sin hablar en general de toda Grecia, yo quiero hablar aquí de los lugareños, de cómo lo veía yo allí. Y de cómo lo viví yo con respecto a la gente del lugar. Entonces….En el entrenamiento ese que hicimos al principio, nos enseñaban albanés, lo que no tenía ninguna intención de servir como ayuda hacia las personas, o bueno, de decirles que se volvieran o que estaba prohibida su entrada. El albanés que nos enseñaron era levántate y siéntate.
P: Esto en los diez días de instrucción. Antes de que fuerais a Tsamantá.
G: Levántate, siéntate. Es decir, levántate “ulo cho” y siéntate “cho”. Y algo mas que no recuerdo ahora. Lo cual era, como se dice…
P: En imperativo…
G: Si….y también nos decían “cuando encontréis albanos en la frontera les tenéis que coger el pan y hacerlo pedazos”. Porque se supone que ahí escondían las armas. Cuchillos, y otras cosas que eran, por así decir, peligrosos para nosotros. Y esencialmente, con lo que nos encontrábamos eran personas desgraciadas que andaban tres días entre la nieve. Y a muy bajas temperaturas: menos 15, menos 20 grados. Personas desgraciadas que lo único que tenían para comer era pan. Y en el ejército nos enseñaban que dentro de su comida, entre sus ropas, escondían cuchillos. Y que querían matarnos. Y bueno, esta lógica algunos la encontraban totalmente estúpida. Otros, éstos que al final eran los chivatos, resultaron ser los peores, peores que los comandantes, eran los que más ganas tenían de salir a pillar y detener y eso, más que los propios comandantes.
P: De entre los soldados te refieres.
G: Si, de entre los soldados, si. Sobre todo los que tenían especial furia contra los albanos y que provenían principalmente de Ioannina, Arta, Aetolia – Arcanía9 y de esos sitios. Con la escusa de que “éstos vienen y nos roban los campos”. Y cómo decir, se referían a los albanos como si fueran animales. Bueno, como iba diciendo, llegué al puesto de guardia, conocí a la gente como nuevo que era etc, y empecé a quedarme con las caras y con las situaciones de por allí. Y empecé yo también a mosquearme un poco. Empecé a ver una situación rara, con soldados muy calentados y esas cosas…..Entre tanto teníamos broncas diversas en el puesto, porque….en general a esos batallones – los que estaban en la frontera con Albania – enviaban gente……ya fueran los que no querían en ningún lado, ya fueran musulmanes de Tracia10 o judíos. Y dentro del puesto estábamos diecisiete personas de los cuales 5 ó 6 eran musulmanes, dos judíos y el resto griegos.
P: De los pueblos o….;
G: De todos los lados. También teníamos de Atenas. Y había algunos otros….teníamos un griego-alemán, el cual por cierto era nazi. Me acabo de acordar. O.H. Todavía le recuerdo. En general había ostias. Es decir, algunos iban a por A. [nombre de uno de los soldados del puesto], y especialmente se metían con uno de los judíos todo el rato. Algunos Pomacos no participaban en todo esto porque consideraban una ofensa muy grande el pasar un día en los calabozos, o un día detenidos. En lo que tiene que ver con los inmigrantes, había una tendencia clara dentro del puesto en salir a fuera, pillar gente, hacer detenciones…Más adelante hablaré de cosas mas gordas que han pasado, que he visto y oído.
[Pausa]
G: Voy a describir como se llevaban a cabo las detenciones y todo eso. Normalmente las detenciones se llevaban a cabo por la noche o por la tarde noche. Salíamos normalmente dos o tres personas. Dependiendo. E íbamos a ciertos puntos elegidos, que estaban escritos en un mapa. Todos los conocíamos. Estaban al lado del río, o en otros tres o cuatro puntos en lo alto de la montaña.
P: En el río ese que decías que bajaba cadáveres.
G: Si. En el río que bajaba cadáveres. Ya hablaremos después de eso. Sólo quiero describir como era el proceso. Lo que pasaba era lo siguiente: montábamos la guardia en algún sitio, y en el 90% de los casos nos llevábamos gente al puesto. Los cuales se quedaban uno o dos días allí como mucho. Para este par de días existía una regla no escrita por la cual los inmigrantes tenían que hacer todos los trabajos. Es decir, desde cortar las malas hierbas, limpiar, fregar, lavar los platos, cocinar, cargar – hasta armas les daban para que limpiaran – que nos hicieran las camas…y después venía el REO11 del ejército y se los llevaba a la compañía, que estaba a 30 ó 40 kilómetros del puesto de guardia. En el destacamento de la compañía del batallón. Y los llevaban allí desde todos los puestos de guardia. Normalmente (porque me ha tocado muchas veces hacer esto – no porque quisiera hacerlo, sino porque tenía que hacerse – porque si no lo hacía, como subcomandante me comería como mínimo veinte días de calabozo y un tribunal militar) nos encontrábamos con personas en una situación muy mala. Y no solo psicológicamente, si no también a nivel físico, estaban cansados y hambrientos, y eran de todas las edades. Ha llegado a pasar que recogiéramos chavales de doce años, los cuales a lo mejor se habían quedado atrás porque pasaban en caravanas y algunos se quedaban atrás. Y porque eran muy difíciles las cosas pues les dejaban atrás. No se podían retrasar. Luego también estaba el contrabando. Detuvimos una vez a tres mujeres que parecía que hubieran salido de un concurso de belleza. Mujeres preciosas con tacones, es decir que no habían caminado nada. Por supuesto estaban esperando a que alguien las viniera a buscar y por casualidad las encontramos nosotros. Lo que pasó después es lo que te decía antes. Las llevamos al puesto, donde hicieron todos los trabajos. La regla no escrita…y también hubo violaciones. Por ejemplo, a estas tres chicas, las bajaron a la compañía y me enteré de que las habían metido en los baños donde iban los soldados, las habían encerrado allí dentro y por la noche algunos…fueron y… ahora mismo no se que hicieron exactamente pero me enteré de que había habido movida. Y ésta era la manera de funcionar de todos los puestos de guardia. En los cuales, oficialmente, no se escribió ni una línea desde el ejército, de que tuvieran constancia alguna, sobre que pasaban estas cosas, sobre si los soldados se comportaban mal y esas cosas, ni nadie fue condenado ni nada. Era como si te dijera tu comandante, ¡haz lo! Normalmente decían este tipo de cosas. O “que no te den pena” o “donde los encontréis joderlos”…eso decían normalmente. Las condiciones más bárbaras se daban en el sitio en el cual los tenían en la compañía. El cual era un chabolo……
P: Por lo que entiendo era algo así como un calabozo, ¿no?
G: Era la central, es decir, todos los que pillaban desde los puestos de guardia, los metían en una celda que era de cinco por cinco. A mi por ejemplo, el techo me llegaba a los hombros. Es decir, que tenías que estar encorvado allí adentro, no podías estar derecho, más los otros alrededor y además como un congelador. Se formaba hielo. Tres meses al año había dentro hielo permanentemente. Allí dentro se apiñaban….¿como te digo? Así como yo lo veo cabían diez personas mas o menos. Y metían dentro alrededor de…¿sesenta? Unos encima de otros. Y cada viernes venía [a llevárselos] una lechera de la policía12. Esas eran las condiciones. Se quedaban allí mas o menos una semana, y salían como veinte minutos-media hora al día. Los sacaban al sol. Para que mearan o para hacer sus necesidades humanas. Al mismo tiempo era su hora de comer. Al igual que para nosotros era la hora de comer. Me acuerdo concretamente de un Domingo en la compañía – me había quedado dos semanas allí – que teníamos chuletas para comer. Estaba sentado comiendo en el comedor. Y vi al centinela que abría la puerta para que salieran los albanos del chabolo. Y teníamos un perro atado fuera, un perro-lobo, que comía chuletas. Y los albanos comían pan solo. Y yo estaba viendo esto desde dentro y me estaba volviendo loco. Y así como estaba, cogí lo que me quedaba de comida y se lo di. A los albanos. Me vio el capitán, que estaba en su casa, allí donde vivía y vino corriendo. Y le dio una patada a la bandeja. Estaba un albano sujetando la bandeja y se la quitó de las manos de una patada, entonces la chuleta se cayó al suelo y se la comió el perro. Y los albanos se quedaron mirando como se comía la chuleta el perro. Y a mi me puso diez días en calabozos con padres nuestros y aves marías, “ eres imbécil, y estas cosas que estas haciendo son gilipolleces”, “ ésos son como animales”. Y una cosa que se me ha quedado de lo que tiene que ver con lo que pasaba en la compañía, es una mañana, un viernes por la mañana, en que viene una lechera de la policía para recoger a los inmigrantes y llevarlos a Kakabiá13.
P: Para retornarlos.
G: Si, los llevaban de vuelta. Recuerdo que los habían puesto a todos en fila y vino el capitán y señaló a dos personas que habían estado haciendo ruido. Es decir, estuvieron gritando toda la noche desde la celda porque estaban enfermos, algo les pasaba. Hicieron sus necesidades allí dentro porque no les dejaban salir…y estaban amontonados allí dentro. Y gritaban y protestaban. Y aquel día les habían puesto en fila y cuando el capitán señaló a los dos que habían estado gritando, vinieron los maderos y empezaron a darles de puñetazos. Tortazos, con toda la frialdad. Nosotros nos quedamos helados viendo a los albanos comiéndose puñetazos en toda la cara. Con sangre corriendo y todo. Torturas….venganza, ¿como decirlo?, que “lo que hicisteis no lo volveréis a hacer mas”…Vi a personas que las tenían una semana en la celda, las mandaban a Kakabiá, volvían otra vez y los volvían a coger, y otra vez una semana en la celda. Había gente así. Es decir, que podían haber pasado cuatro meses estando continuamente en los calabozos. Había mucha gente de ese estilo. Ahí empecé a mosquearme yo. Empecé a ver que algo no iba bien. Sentía impotencia. No podía reaccionar. Pero no existía nada parecido….Por supuesto que la gente tenía problemas con esto, pero nadie podía decir nada. Era peligroso. No podías hacer un motín dentro del ejército, te enviarían a tribunal militar, es decir, problemas serios. Seguro.
[Pausa]
G: La mayor farsa fue…..cuando llegué al puesto de guardia. Allí había una especie de tienda de ultramarinos. Íbamos al mediodía o por la tarde y bebíamos algo de Tsípouro14. La tienda esta la tenía el viejo M. un gran chivato. Allí se juntaban todos los lugareños. Los que tenían tierras. Y tenían también animales. Terneros salvajes y otros. Allí esperaban conocer al nuevo jefe de guardia del puesto [cuartel]. Era la persona importante del pueblo. Había ido yo a tomarme un tsipourito y se pegaban unos con otros para conocerme, para ver que clase de tío era.
P: ¿Sabían que eras soldado, no?
G: Sabían que era soldado y….esperaban algo de mí. Yo no me había enterado de que pasaba allí. Lo único que entendí era que “chavalote tienes algunos límites”. Porque además de que perseguíamos albanos, controlábamos quien entraba y quien salía de la frontera. Porque estábamos en la “zona gris”, así la llamaban, entre las dos fronteras. Eran praderas. Por allí pasaban algunos camioncillos, como cuatro o cinco al día, diferentes personas cada vez que iban hacia las praderas. Supuestamente yo tenía que hacer un control de los animales que pasaban. Normalmente pasaban camiones cubiertos. Venía el camión, paraba en la frontera, le hacíamos el control, tenían un papel que decía que tenía tantos animales, los llevo a pastar y regreso con los mismos. Entonces…ellos pasaban por allí alrededor de cincuenta terneros y regresaban con un cero de más. Quinientos terneros. Hacían contrabando…claramente. Y yo no tenía ni idea de que ocurría exactamente. Llamaba al capitán y le decía pasa esto y esto. Normalmente ellos pasaban a las cinco de la mañana. Para que no pudieras contar. Me despertaban y me decían, ha venido fulanito, está abajo y tienes que ir a hacer el control. Un simple soldado no podía hacer el control. Solo el jefe de guardia podía hacer el control. Y se suponía que yo anotaba, que lo anotaba y pasaba el informe al comandante que éste ha pasado con cincuenta y ha vuelto con quinientos….o yo que sé cuantos. Vamos que yo no podía ni si quiera contarlos. Y me decía “¿quién es?”, “fulanito” contestaba yo. “Venga chaval, pero si es de los nuestros, es buen chico, no te preocupes”.
P: Si eran quinientos. Algo se llevaría el comandante por cada vez…
G: Claro, quiero decir que siempre caía algo. Algunos se estaban forrando con esa historia. Además de éstos, había ciertas personas de un pueblo en concreto, no me acuerdo como se llamaba, un pueblo albano de donde los traían, tampoco me acuerdo de nombres…Se iba fulanito del pueblo [en terreno griego] donde tenía los animales, el dinero, se iba solo y volvía con cuatro personas en el coche. Y cuando le preguntabas que qué pasaba te decía “da saludos a mi amigo el comandante” con su nombre de pila. Como si te dijera “vete a tomar por culo, chaval”…No es que tuviera yo ganas de detener a nadie, simplemente quiero decirte que había muchas cosas sucias por allí.
P: ¿Quieres decir que el ejército participaba en el contrabando?
G: Si…
P: Los animales tienen un precio…
G: Si…
P: Los trabajadores un precio, las mujeres un precio aun mayor…
G: Si, si…por supuesto.
P: La droga más todavía…
G: Éstas son algunas cosas de las que me acuerdo. Son un montón. Por eso me lío y no puedo…pero según voy hablando me vuelve la memoria y recuerdo. Me acuerdo que de cualquier cosa que hiciera se enteraba todo el pueblo. Cuando iba por el viejo M. me decían “¿que pasó con éste?”, “¿Y porqué lo otro?”, me preguntaban por muchas cosas.
[Pausa]
G: Lo que mas impresión me había causado en el puesto de guardia era eso que te contaba antes sobre ciertas personas. De cómo enfrentaban el tema de los inmigrantes. Como se comportaban y eso. Había un dicho que se decía y no sólo dentro del cuartel. Era un dicho que habían heredado “las quintas” de los más antiguos. El dicho decía así “Vamos de caza”. Salíamos unos cuantos y “nos íbamos de caza”. Ah, por cierto, cuando tomé la responsabilidad de ser el jefe de guardia, también tome la responsabilidad del recuento de armas. Teníamos un baúl grande que tenía dentro las municiones. Y me acuerdo de que me había comido cinco horas contando las balas para remitir un informe como destinatario. Y cuando las conté faltaban más o menos dos mil balas. Supuestamente, el ejército te ponía un límite que decía que lo máximo que podía faltar era cinco balas. De ahí en adelante había un problema grave. Me había dado una impresión tremenda. Cómo es posible que falten tantas balas…y dónde coño han ido a parar. Llamé al capitán y le dije “Señor capitán, yo no firmo el informe. Faltan muchísimas balas”. Y me dice “No. Fírmalo”, y que “así van estas cosas, lo sabemos que faltan municiones, pero así son las cosas. Se justifican como tiros [prácticas de tiro]”. Entre tanto no habíamos hecho ninguna práctica de tiro…otras tiros eran los que querían salir a dar los soldados. Algunos pillaban las balas y se iban a algún sitio. ¿Las disparaban?, ¿Tiraban a objetivos?, ¿Mataban gente?
P: Y por supuesto no era un robo que interesara al comandante. Es decir, que robaran balas para un uso personal que no tenía que ver con el ejército.
G: No, no, no era un robo. Nadie podía ir a robar las balas, a cogerlas. Simplemente las cogían para el servicio, y obligatoriamente tenían que llevar cinco cargadores. Me imagino que muchas veces estos cargadores regresaban vacíos. Vale, algunas puedo justificarlas. Algunos puede ser que las pillaran para disparar en la montaña. Pero seguro que no se perdieron todas en la montaña. Entretanto, a parte de todo esto, había declaraciones de personas, que conocía yo de otros puestos de guardia, incluso del mío propio, que contaban que veían albanos desde quinientos metros y hacían blanco a ver quién les acertaba. Mucha gente. Osea que se han llevado por delante a mucha gente. Si te pones a mirar los albanos desaparecidos, son incontables los que no se han encontrado todavía. Son muchísimos los desaparecidos. Luego los bajaba el río ese del que te hablaba antes.
P: Y además de jactaban de ello.
G: Se jactaban….Y si alguien va a buscar meticulosamente a las montañas, en Pindo, en la frontera albano-griega, se encontrará con un montón de esqueletos. Se va a encontrar con muchas movidas. Y me había dado una impresión tremenda como algunas personas podían portarse así. No podías denunciar este tipo de comportamientos. No se podía denunciar una cosa como ésta. Y en el puesto de guardia me acuerdo por ejemplo de veces que decíamos “Venga, vale no salimos, anda que no vamos a salir ahora a cazar gente”, y había otros que decían “mira, te lo voy a explicar para que lo entiendas, ahora tenemos servicio, mi madre abajo en el pueblo tiene miedo, porque vienen éstos y nos roban las gallinas y las naranjas” y ese tipo de cosas. Y “ Si no salimos se va a liar bien gorda aquí, llamo al comandante y todo”. Estos eran los chivatos, eran así los chivatos ¿que le íbamos a hacer? Había gente que no quería, que pasaba de hacer esas cosas y no que le gustaban.
[Pausa]
G: Bueno, pues cuando ya me había licenciado, me encontré a un amigo mío, vamos, que habíamos ido juntos al colegio. Él había sido soldado en Agía Marina, de la misma quinta que yo, y al igual que yo, había sido jefe de guardia en otro cuartelillo que estaba a cierta distancia del mío. Se había licenciado también, y yo me le encontré en Petrálona conduciendo un Fiat Punto, de color amarillo, GT, que por aquel entonces valía una pasta. Y me pareció raro de dónde había sacado todo ese dinero. Y le dije, “Eh cabrón, ¿cómo has pillado esta cosa? Y me dijo “Malaka, yo hice negocio allí arriba. Tú eres un tonto”. Había puesto estándar: de cada uno que pillaba, cogía dinero. Vamos a decir…¿cien mil [dracmas15]por cabeza?, ¿Lo que llevaran encima?¿Habría hecho arreglos con ciertas personas? Como sea que fuera, pilló ese dinero.
P: Para soltarlos…
G: Si, le daban el dinero y los dejaba pasar. O, a los que pillaba, les quitaba el dinero que tuviesen, y los dejaba irse, ¿no? Por supuesto, no sé que le pasaba al que no le diera dinero. Sea como sea, no había sobre él – y no sólo sobre él, sino sobre cientos – ninguna denuncia. Había algunas denuncias que estaban “en investigación”…gilipolleces. Encubrían todo lo relacionado con esos temas. Nunca he escuchado de algo así. No sé, nunca ha llegado a mis oídos. Y me parecería raro, la verdad, si ocurriera. Como sea, el tipo había sacado una locura de pasta. Del servicio militar. Y me decía a mí, que había sido tonto. Y a parte de lo que pasara con él, que estaba en el ejército, lo que yo había vivido allí, en la provincia de Ioannina, en Thesprotías, era lo que sucedía con la población local. Cambiaron su manera de ver las cosas cuando se dieron cuenta de las posibilidades del nuevo potencial de trabajadores baratos, los inmigrantes. Comenzó la explotación. Y a la misma vez empezó “el cuento” este de la criminalidad y esas gilipolleces que dicen de los albanos. “Que son salvajes, y que no hacen nada”, y yo que sé, “que si tenemos que echarlos a todos…” y esas tonterías. Pero lo que pasaba en realidad era, que el que tenía campos, plantaciones, tierras, o algún rollo de esos, pillaba a diez albanos. Puede que les diera de comer, dinero seguro que no les daba, y le hacían una casa. ¡Una casa! Se la construían. Desde los cimientos y todo, ¿no? Les decía “Os pagaré al final”, y cuando habían terminado el trabajo, llamaba a la policía y decía “aquí hay diez albanos”. Entonces venía la policía, los cogía y los enviaba de vuelta. Después de uno o dos años, o de cinco meses, era natural que alguno de ellos volviera al lugar. Ya fuera para reivindicar sus intereses o para vengarse. Muy simple, una de las dos cosas. Y yo hubiera hecho lo mismo, ¿no? Yo lo veía, veía que tipo de trabajos hacían y veía a pueblerinos que se creían terratenientes, veía a unos don nadie que se volvieron terratenientes. Y veía a los albanos que trabajaban todo el día. Regularmente.
[Pausa]
G: Ahora, todo lo que tiene que ver con los que se oponían y eso, los que reaccionaban – entre comillas, ¿eh? – “reaccionaban”… existía el derecho de asilo para los borioipirotes16. Tenían una manera totalmente diferente de tratar la cuestión de los albanos. A pesar de que llevaban tiempo aquí, los borioipirotes, no se sentían tan griegos. Se sentían mucho mas como inmigrantes, como albanos, que como griegos. No tenían ninguna relación. Había un clima, así como, que si, que los ayudamos y eso. Y tenían el valor de venir enfrente del puesto de guardia y decían “voy a trabajar a donde fulanito”. Con los albanos sin embargo, había otra manera totalmente diferente de enfrentar el tema. Eran otra cuestión. Una cuestión totalmente diferente. Y de oposiciones, osea, era diferente – los que se oponían – eran, yo que sé, los que tenían pasta, del lado de Grecia, quiero decir, que querían que el paso de su fuerza de trabajo fuera un poco más libre. Cuando necesitaban, esperaban a diez, veinte, treinta trabajadores que sabían que les iban a sacar el trabajo gratis, y entonces se hacía un acuerdo, que “éstos pasan libremente”. “Nos la sudan los demás, no nos importan, pero nuestros trabajos tienen que hacerse”. Ésta era – entre comillas – la oposición. En esencia, nunca se había planteado la cuestión de las condiciones de entrada de los albanos…
P: Y todos sabían cuales eran, ¿eh?
G: Todos sabían cuales eran las condiciones. ¡Todos! Y nadie planteaba este tema. En lo que tiene que ver con el ejercito, internamente, seguro que existía gente que veía toda esa miseria. Veía como funcionaba todo eso. Pero nunca hubo una verdadera oposición. La única oposición que podía tener un soldado ante esto era hacerse el “longuis”. Es decir, que tuviera que ir a hacer una emboscada y que no fuera. O que fuera a hacerla pero que se fuera a dormir. Si no había ningún chivato en la patrulla, claro. Ésta era la única oposición que podría darse. Lo de salir y decir lo que pasaba….no podía ser. Lo de empezar una discusión sobre el tema, tampoco podía ser. Era peligroso. No podías hacer estas cosas dentro de los cuarteles.
[Pausa]
G: Hoy en día, sí que haces un balance de lo que pasaba entonces, con mis hechos, ¿no?
P: ¿Pero puede ser que pase todavía?
G: Seguro….Bueno, vale, ha cambiado la situación desde entonces, las cosas son diferentes. Es decir, que alguien que cruce ahora la frontera…porque está claro que todavía la cruzan algunos, ¿no? Ahora existen cosas más curradas. Existen otros procesos. Por ejemplo, hay ahora en Albania peña que hace pasaportes falsos, o se los dan unos a otros – sé de estas cosas porque tengo amigos albanos – le da uno a otro su pasaporte y pasa. Se lo manda por correo, pasa y se lo devuelve. Así se hacen ahora estas cosas. Y luego también están esas empresas informales de tráfico de inmigrantes, que pagan dentro de la normalidad. Bueno, que le jodan ahora a eso. Lo que veo hoy del ayer es que esencialmente en aquel periodo los cuarteles….
P: Desde otro punto de vista…
G: Si, desde otro punto de vista. Los cuarteles crearon una cultura entre los soldados la cual decía que en aquel sitio, en aquel lugar, osea, en esa Comunidad, ellos eran los malos y nosotros defendíamos nuestra patria de los malos. Tenía una base racista y fascista. Que era la predominante. Osea, el encontrar a un soldado que se mosqueara hasta el punto de que tuviera una conciencia en contra de lo que pasaba era muy difícil. No podía expresarse. Lo que predominaba allí era que el soldado se hiciera fascista, lo que consideraba algo que se daba por hecho, como su trabajo, el detener, el pegar, el torturar y falsear. Bueno, y por otro lado, o por lo menos por mi lado, ¿no? Todo esto funcionó para que cambiara, y para que viera las cosas desde otro punto de vista. Ya te lo he dicho, pero te lo vuelvo a decir, en el ejército es dónde yo me hice – a parte de antifascista – comunista. Porque lo vi. Y me afectó mucho. Y empecé a comprender como funcionaba todo esto. Como funciona el estado y como se reproducía todo esto por medio del ejército, el fascismo, el racismo, y el nacionalismo. En las cosas más simples. En la práctica.
[Pausa]
G: Cuándo terminas el servicio militar y regresas, lo que normalmente haces es volver a juntarte con tus colegas de antes, con los que te juntabas antes de ir al ejército. Y éstos te preguntaban que qué ocurría por allí, que cómo era y eso. Sin embargo, cuando empezabas a contarles cosas de las mierdas que pasaban allí, veías una reacción racista. Te decían … “¿Pillaste albanos?, ¿Qué hacías por allí?, ¿Cazabas alguno?” Lo llevaban mucho hacia lo racista. Era muy simple, que eras un máquina porque estuviste allí, que de puta madre y esas rollos …Y cuando les contabas cómo era la situación allí, hacían como que no sabían de que iba el tema. Yo me tropecé con la otra forma de racismo, una mas bestia, después del ejército. En Petrálona, en Thisío, osea, donde yo paraba, habían empezado por aquel entonces a salir los chistes sobre albanos. Había algunos que no iban a garitos donde paraban albanos, o si iban y había un grupo de albanos al lado, se metían con ellos para que se levantaran y se piraran y esos rollos, o el camarero iba y les decía, “chavales no podéis quedaros aquí, este bar es high class ” …se pasaban mucho con los albanos …una peña de Petrálona, me acuerdo de una noche que había bajado a dar una vuelta y me encuentro como a diez personas que eran antiguos colegas del barrio. Me llamó la atención que estuvieran los diez juntos. Les pregunté que a dónde iban, “Vamos a Kalithea, al Kostas le dio de ostias ayer un albano y vamos a Kalithea a pegar albanos”. Y me quedé loco. Digo “eh colega, ¿que coño está pasando aquí?”…Y después pensaba si esta gente (eran sólo suposiciones), si hubiera ido, si hubiera vivido una situación como la mía en la frontera, ¿tendría esta reacción?, ¿tendría una todavía peor?, ¿tendría la misma que tenía yo?, realmente no tengo ni idea. Es todo un tema. Lo que veían ellos era, cómo se dice, una población “guetizada”, a los albanos que estaban en un gueto, y que todavía están, y los veían simplemente como enemigos. Y como algo extraño, es decir, algo peligroso para ellos. Y consideraban que tenían que reprimirlo de todas las maneras posibles. Con palizas, con….bueno,con todos esos rollos. Y bueno, empecé a tener criterios mas políticos… y empecé a alejarme de todas esas compañías, y en general del barrio, y cogí y me piré de Petrálona, no me molaba la gente. Es decir, lo que era el pueblo, el pueblo de Tsamantá, era en esencia una miniatura de Petrálona. Exactamente. Una miniatura, sin ninguna diferencia. Simplemente que la manera de enfrentarlo allí era diferente. Había diferencias económicas. Era mas clara la evidencia de una diferencia a nivel económico, a nivel de pasta. Era mas una separación de clase. Como que nosotros somos aquí [en Tsamantá] los que tenemos la pasta y vosotros los que no tenéis nada que hacer, así que vais a hacer lo que queramos, lo que os impongamos. Y tenemos al ejército con nosotros por si acaso. En Atenas era diferente. Tenía mas que ver con lo racial, que éstos son los que…los que suponen una amenaza para lo nuestro, o yo que sé. Ahora, vale, en nuestros días, no sé cómo ha cambiado la situación. Es decir, no puedo decir qué es lo que pasa. Por supuesto que se dan casos, como por ejemplo lo que pasó con el fútbol…[se refiere al pogrom que estalló después de la victoria futbolística de Albania sobre Grecia en el 2004]
P: ¿Lo que pasó hace dos años?
G: Ahí, (risas) ahí es done ves claras las cosas. Cuando entramos en cuestiones, desde el 95-96 en adelante, cuando algunos albanos igual habían sacado algo de pasta, cuando empezaron a comprar coches y casas, ahí veías la envidia. Y cómo los griegos querían tener al albano sumiso. Osea, se escuchaban frases como “los guarros, que sé yo, hasta pillaron coche”. Han pillado coches. Los tuvimos tanto tiempo aquí, que ahora han pillado coche y todo. Como que se habían hecho como nosotros ahora. Todo esto tiene una base racista,¿no? Ahora, no tengo ni idea, las nuevas generaciones en los colegios, no sé como se educan, que relaciones tienen entre ellos.
[Pausa]
G: Cuando hago flash-back al pasado, a aquel periodo del 94-95 que era soldado en Tsamantá, en Brosína dónde estaba la capitanía, y en el batallón, en Filiates, me vienen a la mente varias imágenes, que inconscientemente, intento borrar. Pero aun me vienen a la mente imágenes. Lo que se me ha quedado grabado de este periodo son dos cosas. Lo primero lo personal, no sé, el pasar cuatro mesen sin ver a la familia, a mi chica y a mis amigos. Una parte es eso. La otra parte, que es la que más me amarga, son las imágenes de los inmigrantes. Son éstas las que se me vienen a la mente. De alguna manera, mi organismo, mi memoria, trata de expulsarlas. Lo que se me ha quedado son las imágenes de lo que yo rechazaba. Chavales en medio del frío con los brazos en alto, viejos suplicando, mujeres aterrorizadas y gente desesperada en general. Que pedían que les echaran una mano y que recibían, yo que sé, un puñetazo en toda la boca. Una patada en el estómago. Veías a griegos, ya fueran soldados, oficiales o pueblerinos, comportarse como bestias, que salían a defender, no simplemente sus intereses, si no sus… beneficios. Defendían la gran injusticia que se llevaba a cabo con los pobres. Se me han quedado imágenes de violencia que, antes de ser soldado, antes de ir al ejército, no hubiera imaginado que existieran…ese tipo de personas. Siempre había pensado que los griegos, como pueblo, eran hospitalarios. El que valla por ejemplo, a un pueblo de allí arriba, como griego, o como….como turista sobre todo, será bien recibido. Los inmigrantes sin embargo, no tuvieron ese trato. Por que no tenían nada que fuera suyo. Eran simplemente un producto del que cada uno intentaba obtener una beneficio. Convertirlo en dinero. Creo que a parte del ejército y a parte de la policía, la mayoría – bueno, no voy a hablar de la mayoría, pero principalmente los que tenían la oportunidad de invertir con esta gente – fueron colaboradores. Colaboradores de este crimen. Fueron colaboradores.
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1 Malaka: literalmente significa pajillero. Es una palabra muy usada dentro del argot griego, que puede tener varios significados dependiendo del contexto en que se incluya, aunque casi nunca el significado literal. En este caso está utilizada como: Colega, tronco,etc….También puede utilizarse como insulto (tonto, gilipollas, hijo de puta).
4 Se refiere al impreso en el cual, un médico, certifica la incapacidad para realizar el servicio militar por causa de problemas psicológicos. Este impreso es muy conocido y utilizado por jóvenes que se niegan a prestar el servicio militar en Grecia.
9 Se refiere a zonas del centro-oeste de Grecia, las cuales están situadas al sur de la frontera con Albania.
10 Región en la península de los Balcanes, al norte del Mar Egeo, enclavada en Bulgaria, Grecia y la Turquía europea. Sus límites han variado en los diferentes periodos de la historia. Los habitantes son originarios de varios lugares. Después de diversas guerras y tratados, la zona de Tracia quedó repartida entre los tres países, aunque la población aun conserva sus costumbres independientemente de las costumbres del país dónde se encuentra. En Grecia son considerados como la única minoría étnica declarada como tal (Pomacos), son de religión musulmana. En Grecia existen censados unos 30.000 y se localizan en el valle de Tracia.